El maestro ignorante I
Tener una librería en el barrio, que conecte con los vecinos tiene sus ventajas, una de ellas, es que una vez que nos conocen, cada tanto el librero se acerca y te dice que tiene algo justo para vos. Virtudes y ventajas de los barrios. En esta ocasión consiguió “El maestro ignorante” de Jacques Rancière.
Esta es una edición de Editorial Tierra del Sur, y antes de entrar a analizar algunos pasajes más que interesantes, les transcribo algunos datos de la editorial y de la forma en como editan los libros.
La Editorial de Tierra del Sur como cooperativa de trabajo propone nuevas relaciones de trabajo, donde la ganancia equitativa, la horizontalidad, el aprendizaje de nuevas tareas, la imaginación sean parte de nuestro laburo cotidiano. Te invitamos a formar parte de este proyecto, o bien comunicarte con nosotros para enriquecer el mismo. [email protected] ... La reproducción de este material está completamente permitida y fomentada
Partiendo de la experiencia de Joseph Jacotot y su aventura intelectual en tierras flamencas todo el primer capítulo (que es el que estoy leyendo actualmente) transcurre abriendo surcos en territorios donde los maestros, por larga, larga tradición venimos caminando: Comprensión, Inteligencia, Explicación, Sabiduría, Voluntad.
La revelación que se apoderó de Joseph Jacotot se concentra en esto: es necesario invertir la lógica del sistema explicador. La explicación no es necesaria para remediar una capacidad de comprensión. Todo lo contrario, esta incapacidad es la ficción que estructura la concepción explicadora del mundo. El explicador es que necesita del incapaz y no al revés, es él el que constituye al incapaz como tal. Explicar alguna cosa a alguien, es primero demostrarle que no puede comprenderlo por si mismo. Antes de ser el acto de pedagogo, la explicación es el mito de la pedagogía, la parábola de un mundo dividido en espíritus sabios y espíritus ignorantes, espíritus maduros e inmaduros, capaces e incapaces, inteligentes y estúpidos. La trampa del explicador consiste en este doble gesto inaugural. Por un lado, es él quien decreta el comienzo absoluto: sólo ahora va a comenzar el acto de aprender. Por otro lado, sobre todas las cosas que deben aprenderse, es él quien lanza ese velo de la ignorancia que luego se encargará de levantar...
Este es un fragmento de un poderoso párrafo que sitúa a la explicación, característica tatuada en la piel del docente (en mi piel) en esos lugares oscuros que aveces es mejor no recorrer, pero que una ves metidos dentro… no podemos dejar de lado.
Como deberíamos posicionarnos, frente al otro ahí, expectante de aprender ¿Comprender es eso que el niño no puede hacer sin las explicaciones de un maestro?
"El tiempo es uns invención de personas incapaces de amar"